
Hay sueños que uno guarda durante años sin saber cuándo van a hacerse realidad.

El mío empezó hace casi una década, cuando escuché por primera vez sobre el Camino de Santiago. Desde ese momento algo dentro de mí hizo clic: no sabía cuándo ni cómo, pero supe que algún día lo iba a hacer.
Durante mucho tiempo fue solo una idea, un deseo que volvía cada tanto entre viajes, rutinas y nuevos proyectos. Pero hace un año decidí que ya era hora de hacerlo realidad. Tenía todo planificado para octubre de 2025, sin embargo, la vida —como suele hacerlo— me mostró que no era el momento. Y está bien. Porque aprendí que los caminos no se apresuran: se preparan, se maduran y se viven cuando uno está listo.
Por eso, tomé una decisión firme: en marzo de 2026 voy a comenzar el Camino de Santiago, en su ruta francesa, desde Saint-Jean-Pied-de-Port, y lo voy a hacer completo, paso a paso, pueblo a pueblo, hasta llegar a Santiago de Compostela.


Un desafío más allá de los kilómetros
Para mí, este viaje no es solo una travesía física. Es un desafío espiritual, emocional y simbólico.
Nunca antes me había propuesto algo tan grande, tan exigente, pero también tan lleno de significado. Quiero vivir cada etapa, sentir el cansancio y la alegría, conocer personas de distintos lugares del mundo y compartir con ellas ese lenguaje universal que tienen los caminos: el del respeto, la fe y la esperanza.
Me gusta caminar. En cada ciudad que visito tengo una costumbre: recorrerla a pie. Siento que se la conoce mejor así, con el ritmo de los pasos y la mirada curiosa. Pero esta vez es distinto. Esta vez no se trata de conocer una ciudad, sino de conocerme a mí mismo.


¿Por qué
“Paraguayito
en el
Camino”?
El nombre nació de algo muy simple y muy mío: soy paraguayo, y con orgullo 🇵🇾.
“Paraguayito” representa a ese paraguayo común que se lanza a una aventura extraordinaria.
Quiero que quienes me sigan —dentro o fuera del país— se sientan parte de este desafío, que vean que los sueños no tienen fronteras, y que con esfuerzo y fe se pueden alcanzar.
Este proyecto no es solo mío: es de todos los que me acompañen. Ya sea con un mensaje, un consejo, una palabra de aliento o un aporte, cada gesto suma. Porque en el fondo, Paraguayito en el Camino también es una invitación a creer que cada uno puede emprender su propio camino, en cualquier lugar del mundo.

Lo que quiero transmitir
A través de los blogs, las redes y los videos que iré compartiendo, quiero mostrar lo que voy viviendo, pero sobre todo lo que voy sintiendo.
Quiero transmitir curiosidad, humildad, perseverancia y resiliencia —valores que me acompañan en todo lo que hago— y que ojalá inspiren a otros a atreverse a soñar.
También quiero llevar conmigo un pedacito de Paraguay.
Así como en mis proyectos Asunción Live, Ñeembucú Live oItapúa Live promuevo la cultura, el arte y el turismo, en este Camino quiero llevar mi cultura al mundo, hablar de mi país, mostrar quiénes somos y lo mucho que tenemos para compartir.
Y si algo sobra, si algo se multiplica, mi compromiso es devolverlo. Toda ayuda o aporte que llegue será usada con transparencia y corazón, y lo que sobre, será destinado a causas solidarias. Porque no hay viaje completo si uno no da algo de vuelta.

He empezado
a prepararme
seriamente
para
el Camino

Cambiar mi alimentación —siguiendo una dieta cetogénica— me dio una energía nueva y me ayudó a entender que el cuerpo también necesita equilibrio. Pero más allá de lo físico, me estoy preparando mentalmente, buscando ese silencio interior que tanto me gusta cuando viajo: el sonido del viento, de la brisa, del paisaje que acompaña los pensamientos.
Voy a hacerlo solo, aunque sé que nunca estaré realmente solo.
Porque en el Camino, como en la vida, uno siempre se cruza con almas que caminan al mismo ritmo.
Y si alguien se quiere sumar, las puertas están abiertas: Paraguayito en el Camino es un espacio para compartir, para crecer, para vivir juntos esta aventura.

Lo que espero encontrar
No sé exactamente qué me espera, pero sí sé lo que busco.
Quiero reflexionar sobre mis 35 años de vida, agradecer por todo lo vivido, comprender lo que aún no entiendo y seguir buscando respuestas a esas preguntas que todos tenemos sobre la vida, el universo y nuestro propósito.
Cada paso será una conversación conmigo mismo.
Cada día, una oportunidad de agradecer.
Y cuando llegue a Santiago, cuando reciba la Compostela, no quiero sentir solo orgullo, sino paz, la sensación de haber cumplido algo que me propuse con todo el corazón.

Un mensaje para quienes me acompañan
Si estás leyendo esto, te invito a caminar conmigo, aunque sea desde la distancia.
A creer que todo sueño, por grande que parezca, comienza con un solo paso.
Hoy por mí, mañana por tí.
Porque cada aporte, cada mensaje, cada palabra de aliento cuenta.
Así comienza este gran desafío llamado Paraguayito en el Camino.
Un camino que no haré solo, porque sé que vos también vas conmigo.
Podes acompañarme desde aquí:
